El 28 de agosto, a los 86 años de edad, falleció en Buenos Aires Jorge Demirjián, uno de los protagonistas más relevantes del último medio siglo de la pintura argentina. Alumno de Pettoruti, Carpani y Horacio Butler, hizo converger en su obra el color restallante con el vigor del dibujo y la espontaneidad compositiva, siempre asociados a una figuración expresionista y desinhibida. Estas características lo vincularon al movimiento neofigurativo que surgió a fines de los años cincuenta y se desplegó durante los sesenta.
Residió sucesivamente en Milán, Nueva York, Londres y París, pero volvió siempre a Buenos Aires, ciudad que amaba y en la que compartía amigos y alumnos, libros, música y largas sobremesas. Casado con Evangelina Popolizio, también pintora, tuvo dos hijos. Siempre fue fiel a sus raíces armenias, al punto que sus restos fueron velados en la catedral de San Gregorio Iluminador.
Sus obras figuran en los principales museos argentinos, en el Museo de Erevan, en la Biblioteca Nacional de Paris y en el MOMA de Nueva York, entre otros. En 2002 el Museo Nacional de Bellas Artes le organizó una gran retrospectiva y posteriormente realizó otras en la Sala Cronopios del Centro Recoleta (2014) y en el Centro Cultural Armenio, tres años después.
En 2017 la Academia Nacional de Bellas Artes le otorgó la «Distinción a la trayectoria».