Homenaje al arq. Luis M. Morea a 100 años de su nacimiento

Luis M. Morea
(23/04/1921 – 08/11/2003)

 

RECUERDOS Y PERMANENCIAS DEL ARQUITECTO LUIS MIGUEL MOREA (1921-2003)

Luis Morea ocupó un espacio profesional inserto en un peculiar estudio de arquitectura de larga tradición. En efecto, el arribo del francés Pablo Pater después de 1905, le obligaría a asociarse a algún colega que tuviese la firma autorizada, cosa que efectuó con Louis Dubois que realizaba obras cercanas al art nouveau. Pater, exponente del clasicismo academicista dio la nueva tónica de la ortodoxia francesa hasta que, avanzada la década de los años 20, el fallecimiento de Dubois requirió otra alianza. El elegido fue el joven ingeniero Alberto Morea, a quien Pater persuadió de que fuese a graduarse de arquitecto a la École des Beaux Arts de París, que concretara en 1935. Pero el joven regresó con la euforia vanguardista del racionalismo, y el viejo maestro acompañó la renovación con singular destreza y entusiasmo. Ingresaría luego al estudio Luis Morea, sobrino de Alberto y graduado en Buenos Aires en 1945, quien incluiría las concepciones arquitectónicas del Movimiento Moderno y la permeabilidad de algunas de las ideas corbusieranas. A la vez, fallecido Pater en 1966, integrarían el equipo otros arquitectos jóvenes: Celia Ursini, Roberto y Guillermo Mérega y Enrique Monaldi que culminarían la larga vida de un siglo del estudio de arquitectura (1890-2003). Si algo caracterizó, además de la notoria calidad de este equipo, fue su ductilidad a través del tiempo de adaptarse a las ideas contemporáneas de la arquitectura del siglo XX y dejar obras señeras en cada etapa.

A Luis Morea le correspondió la transición entre el racionalismo consensuado con Pater que aplicó su tío Alberto con las innovaciones que se manifiestan en diversos ejemplos como las sedes de la Casa Tía en varias ciudades, los edificios de la Compañía Sudamericana, las estaciones de servicio de Astra y peculiarmente los edificios de Marcelo T. de Alvear esquina Talcahuano y el de las calles Aráoz y Salguero que tuvieron gran impacto en la cultura profesional de su tiempo.

Foto Gómez. Archivo CEDODAL

En el edificio de Talcahuano (1951-57) el partido arquitectónico adopta el criterio del bloque compacto que se desprende de las medianeras y combina unidades habitacionales de un único nivel con las de duplex, definiendo la circulación vertical de ascensores con paradas cada tres pisos. Cada departamento es accedido a través de un pasillo lateral que asegura la ventilación cruzada de los 70 departamentos que se estructuran en los 21 pisos. Como decía Isidoro Blastein, que vivió allí, “una casa hecha con inteligencia en un lugar que supo ser hermoso”. El tratamiento del hormigón a la vista con las marcas del encofrado y sus texturas, la integración de los murales de Miguel Ocampo, José Antonio Fernández Muro y Enio Iommi, los elementos cerámicos y el color adherían a la idea de la participación de las artes en la arquitectura del Movimiento Moderno que se completaban con el trabajo de la paisajista Nereida Bar en el patio-jardín. Sin dudas, fue el testimonio de una búsqueda de propuestas calificadas en la apertura de una modernidad que aspiraba a dar respuestas innovadoras. Esta obra obtuvo el Premio Municipal de Buenos Aires en 1956 y el Premio de la IV Bienal de Arquitectura de San Pablo en 1957. Es muy posible que hoy, con una mirada sobre el proceso de decadencia demográfica y urbana de ciertas áreas de la ciudad, hubiésemos pensado en que este tipo de obras deberían integrarse de otra manera y con otra escala al tejido urbano.En la esquina de Aráoz y Salguero, los Morea realizaron entre 1959 y 1963 un conjunto en esquina sobre la Plaza Las Heras. En una innovación de diseño colocaron en el ángulo el acceso con rampas a los tres pisos de estacionamiento en altura y los departamentos en los pisos superiores. El diseño posibilitó la eliminación de patios interiores franqueando visuales abiertas sobre la plaza, la antigua penitenciaría (luego demolida) y el río. La obra mereció el 2° premio de la Municipalidad de Buenos Aires en 1964.

También realizaría trabajos de restauración en el templo de Santo Domingo y la remodelación del Teatro el Coliseo en Buenos Aires.

Pero Luis Morea aportó a la profesión otros matices singulares, como manifestación de un arquitecto comprometido con temas centrales de las demandas que requerían respuestas creativas. Particularmente lo realizó en dos planos vinculados a los temas de la vivienda y del planeamiento urbano.

En el tema de la vivienda Morea se convirtió en un referente nacional, aportando ideas y propuestas en muy diversos niveles, desde obras de conjuntos como el  Barrio Juan XXIII que realizara en 1954 junto a Oscar Molinos, hasta proyectos de Cooperativas para Casa Amarilla y creación de modelos para vivienda prefabricada liviana (Paneles Novomur). En 1956 organizó los equipos de vivienda del Partido Demócrata Cristiano donde se nuclearon talentosos profesionales como Jorge Enrique Hardoy, Marcelo Salas, Juan y Carlos Ramos Mejía, Enrique Lanús, Alberto Ricur y Oscar Molinos. Luis Morea vinculó a ellos a nuevas generaciones de estudiantes y arquitectos generando, a través de los años, otras respuestas a las necesidades sociales. En diversas oportunidades Morea integraría comisiones de planeamiento urbano y regional a nivel municipal y nacional. También organizaría la Consultora del Plata para formular y concretar proyectos federales.

Luis Morea fue un activo y dinámico participante de la vida profesional y académica. Integró no solamente nuestra Academia Nacional de Bellas Artes sino también la Sociedad Central de Arquitectos de la cual fue Vicepresidente. Colaboró durante años con la difusión de arquitectura con la revista SUMMA. En la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires estructuró, junto a Oscar Molinos, el recién creado Instituto de la Vivienda y también el Instituto de Investigaciones Aplicadas de la UBA en el cual colaboré con Morea, editando junto a él mi primer libro.  Con Luis Morea y Federico Ortiz, también miembro de nuestra Academia, fuimos electos Consejeros en representación de los graduados de arquitectura en el Consejo Directivo de la Facultad y  renunciamos cuando se generó la intervención militar de 1966.

En los avatares de la vida política, social y cultural de la Argentina Luis Morea estuvo siempre tratando de aportar solidariamente respuestas. Desde sus conocimientos e ideas y formalizó, junto a un conjunto de profesionales interdisciplinarios, un Modelo Social de Desarrollo para el país que realizó junto con otros colegas entre los cuales estaban Héctor Echechuri, Juan Manuel Cortizas, Luis Giúdice y Juan Carlos Mantero.

Recordar a Luis Morea es una forma de repensar las mejores manifestaciones de un ser humano: su insuperable capacidad de afecto, la honestidad intelectual, la coherencia espiritual y la conducta profesional. Pero estos rasgos emblemáticos se completaban en un profundo sentido de la amistad y del compañerismo que aprendí compartiendo, junto a su inmensa sabiduría y su inagotable capacidad de lectura, los mejores momentos de mi formación profesional. Luis Morea cumpliría 100 años, los sigue cumpliendo en quienes lo conocimos, acompañamos y seguimos valorando sus ideas y sus enseñanzas, Arquitecto Ramón Gutiérrez. Marzo de 2021.

 

Foto Gómez. Archivo CEDODAL

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